Innumerables son las ocasiones
que nuestros líderes políticos tratan de justificar el lento progreso de las
tres ciudades: Santa Elena, La Libertad y Salinas, sin incluir a las parroquias
rurales porque ellas están en peor situación.
El ciudadano común observa como
ciudades con menos patrimonios y atributos han salido adelante y nosotros que
casi tenemos de todo no logramos despegar, nos parecemos al cuento “la culpa es
de la vaca”.
El gobierno del presidente Rafael
Correa coincidente con la provincialización, ha aportado con vías de primer
orden que cubren la entrada y salida de la provincia de Santa Elena, nos
proveyó de un aeropuerto internacional, una terminal terrestre moderna y
funcional, eso mencionando lo básico, para que miles y miles de turistas o
empresarios nos visiten generando movimiento económico a los peninsulares y no
se lo aprovecha.
Si tenemos como referente:
150.000 habitantes en el cantón Santa Elena, 100.000 habitantes en el cantón La
Libertad y 70.000 habitantes en el cantón Salinas, nos daremos cuenta que no es
difícil darle oportunidad de progreso a los habitantes de esta provincia en
capacidad de laborar, pero, no se percibe en el accionar de nuestras
autoridades la voluntad de cambiar esta realidad, antes se justificaba el
atraso, hoy con 7 años de ser provincia
y las obras entregadas a la misma, no podemos seguir con el mismo discurso de
que hay que esperar, ¿esperar qué?.
Nuestros líderes de elección
popular no se pueden quejar, hoy están en mejor situación económica que antes,
además hay entidades financieras dispuestas a apoyarlos. Sin embargo, aunque la mayoría de ellos han terminado de
quejarse de las finanzas de las administraciones anteriores, se percibe un estancamiento
en estas entidades, no salen a la luz pública los proyectos no sólo materiales,
sino los que parecen inmateriales, pero que son parte del crecimiento de una
ciudad y generadores de empleo.
No se puede seguir pensando que
si necesitamos esto o aquello todo nos
dé el gobierno de turno, con ese cuento pasarán 50 años y necesitaremos nuevos
carreteros, un nuevo aeropuerto y otra terminal terrestre, aunque lo tuvimos no
lo aprovechamos en su máxima potencia.
Parecen que las entidades
seccionales, no cuentan, con personal idóneo para incentivar a la empresa
privada a involucrarse el desarrollo de esta provincia, o quizá nuestros
líderes seccionales no están preparados para administrar los cabildos, siguen
adoleciendo de lo que tanto se
privilegia en este cambio de época: el conocimiento o lo que otros llaman el
saber.
Si no se solucionan estas
interrogantes se seguirá observando a
ciudadanos, artesanos, profesionales y más deambulando por plazas y parques en
búsqueda de que mejoren sus condiciones de vida, ante la incapacidad de los
líderes seccionales por cambiar este hábito de insuperación y mediocridad.