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| Leonardo Rivadeneira |
En un ayuntamiento de España se publicó la noticia de un alcalde que había adquirido un terreno considerado como predio rústico por 300.000 euros, cuando era concejal de urbanismo. Su condición de autoridad le permitió cambiar el uso de suelo de predio rústico a zona urbanizada, vendiendo posteriormente el terreno en 1.500.000 euros. La noticia provocó asombro en España, llegó a los juzgados.
En otro municipio latino, contaban: que el alcalde de un balneario pequeño, tenía un proyecto urbanístico, que iba a marcar el despegue de la zona. El alcalde inteligente compró una manzana a precio conveniente, era una zona sin servicios básicos, sin calles asfaltadas. Su ganancia llegaría cuando se cristalice el proyecto turístico, el alcalde estaba confiado, sólo era cuestión de ser reelegido. Eso no sucedió, posteriormente la comunidad se enteró.
Otro burgomaestre en un país del norte, pensó que la única forma de ayudar a su familia, era, enrolarlos en la institución, a los familiares más lejanos les dio sendos contratos, cuando terminó su administración, algunos deshonestos contratistas no le dieron lo convenido.
Un alcalde comenzó a comprar bienes raíces para lavar el dinero adquirido fraudulentamente. Salió a la luz pública, cuando algunos testaferros pobres, decidieron vender esas propiedades, "estafando" al alcalde.
Un periodista mexicano publicaba: La mala elección de autoridades campea por doquier beneficiandose los alcaldes incompetentes y corruptos que por el voto amañado siguen aferrados al cargo. Este desacierto electoral llamaba la atención en esa ciudad porque se embaucó a un pueblo con una larga tradición cívica y democrática, y cuna de connotados ciudadanos.
Otra autoridad de elección popular había concentrado los contratos más onerosos para su grupo financiero, ahora, ellos podían invertir en bienes raíces, adquisición de recolectores de basura, y compra de maquinaria pesada.
Ojalá que estos ejemplos reñidos con la moral no merodeen la provincia de Santa Elena, donde el atraso socio-económico se observa a simple vista.
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