Leonardo Rivadeneira |
Muchos de los que llegan a cargos importantes, con relativo desparpajo, expresan como van incrementando su patrimonio.
En reunión de amigos entre tragos van, tragos vienen; el uno le cuenta al otro: me compré este vehículo último modelo; el otro le responde: yo, para que no me controlen me regalé una villa en Guayaquil. El más audaz dice: yo adquirí dos carros y dos casas, con eso tengo para largo.
Ejemplos de este tipo se dan en muchos lugares del país. ¿cómo controlar ese enriquecimiento ilícito?, las autoridades competentes, son las que deben intervenir, en estos casos.
Los medios de comunicación no podemos avanzar mucho, porque los interesados crean empresas, donde su paquete accionario pertenece a otras compañías con otros accionistas y así van diluyendo la oportunidad de conocer quienes manejan definitivamente las compañías, aunque en realidad es “la misma gallada”
Ante esta realidad aparece el vox pópuli, es el pueblo que expresa su inconformidad porque observa a su vecino, cómo incrementa sus bienes materiales de la noche a la mañana. En ciudades pequeñas donde la actividad económica privada es escasa, el ciudadano de a pie, se pregunta y dónde sacó tanta plata mi vecino. Pasa el tiempo y cuando se descubren irregularidades en alguna entidad pública ahí salta el nombre del vecino.
Para bien, más son los que se manejan de acuerdo a la ética en su trabajo diario. Los inmorales en su yo interior, creen que son “ predestinados” para recibir, aunque sea de mala forma prebendas y sí se los cuestiona, se ofenden, se blindan y se le hace difícil a la justicia su inculpamiento
Ojalá esta historia no acontezca en Santa Elena, por que la justicia tarda pero llega. Click en Me Gusta si te agrada este artículo